Cuando empezamos a correr al ritmo del autismo de nuestros hijos(as), al inicio le pondremos mucho empeño e ilusión a lo que hagamos,……. seremos puntualísimos con las medicinas, en caso de que las receten,…….. iremos a las terapias con toda la mejor disposición posible,………. los trabajos en casa nos demandarán bastante esfuerzo, pero ahí estamos!!!, y así todo lo que se nos viene a la cabeza en bien de nuestros chicos nos tendrá llenos de espectativas buenas, esperando que YA!!!, YA!!! empiecen a funcionar.
Yo recuerdo que cuando Danko era pequeño (4 años) tomaba el Gamalate B6, yo leía y leía el prospecto que viene incluido en la caja y me animaba al leer lo que se podría lograr o mejorar con esa vitamina,…….. le tenía mucha fe y cuando alguna vez me olvidaba de darle (que eran pocas), iba al colegio, pedía permiso para entrar al salón y delante de todos le daba su tremenda y esperanzadora cucharada.
El autismo como muchos otros síndromes tiene sus altibajos, uno quisiera que todo vaya cuesta arriba, que nuestros hijos(as) suban como la espuma pero la realidad es que muchas veces los veremos regresionar en sus conductas, en su lenguaje, en sus estereotipias, en su sueño, en sus temores, y para eso siempre hay que estar preparados,……..esto no significa que vayamos “por la vida” pesimistas, ni esperando “a que hora regresiona”, pero SI buscando estrategias y preparándonos para que estas no duren, ni nos afecten ANIMICAMENTE y volvamos a encaminarlos con el tratamiento correcto.
Muchos nos hemos dado cuenta que nuestros hijos presentan alguna conducta autoestimulatoria o inapropiada, derrepente esta desaparece, pero por lo general aparece otra, y luego otra,………… esto a veces desanima, porque hacemos todo el esfuerzo por extinguir lo inapropiado y cuando dijimos: por fin!!, vencí!!, ya tenemos otra que a veces viene más complicada,…………. a mi me pasó esto muchas veces en la niñez de Danko.
Siempre me acuerdo la vez que Dankito caminaba por la calle tapándose los oídos, una oreja la tapaba con el dedo y la otra con el hombro; fueron años y no había manera de corregirla, creo que el ingresar al colegio (7años) ayudó mucho, se acostumbró a la bulla, a los gritos y poco a poco se fue olvidando de tapárselas, pero luego fue reemplazada por otra que no duró mucho tiempo, pero ahora que la recuerdo hasta me causa gracia. El iba tranquilo caminando por la vereda, el parque, la pista y derrepente caía arrodillado y avanzaba 4 o 5 pasos de rodillas, luego se levantaba y seguía como si nada,………… nosotros ya sabíamos que haría esto, así que estábamos atentos y no corriera peligro, porque imagínense cruzar una avenida o pista transitada y se le ocurría caminar de rodillas!!.
Esto puede pasar, sería buenísimo que no pasara, pero en caso de que suceda, seguir con el ánimo al tope, que la cólera o decepción dure poco y de esta manera los altibajos los llevaremos de una manera bastante deportiva.
From: Educando Mi Hijo
De: Viviana
sexta-feira, 29 de maio de 2009
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